Antes de que lo encerraran, mi padre solía decir que no era posible enseñar a bailar a alguien. Tenía razón; lo mismo ocurre con las zambullidas o con escribir poemas: debes descubirlo solo. Hay gente que, por mucho que se le aleccione durante toda la vida, siempre parecerá una piedra cando se arroje al aire, nunca podrá hacer una caída como la de un fruto que emprende el vuelo.
Balzac y la joven costurera china, Dai Sijie, 2004.
2 comentarios:
Me encantó ese libro, hace unos años.
Por cierto, un placer descubrir Córcega en tus dibujos.
El placer es mío por recibirle (de nuevo) en mi blog :-)
Hecho de menos esas canciones que hablaban de mí.
Saludos!!
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